La natación infantil puede ser un acercamiento interesante y necesario al deporte. A diferencia de otras actividades, ésta puede comenzar desde muy temprano.
El agua permite otras nociones de espacio, gravedad y percepción del propio cuerpo, y puede ser parte del mundo exploratorio.
¿Qué beneficios trae?
La natación es una de las disciplinas deportivas más completas porque trabaja todo el sistema muscular, el cardiorrespiratorio y la coordinación motriz. Además:
- Fortalece los músculos y mejora la flexibilidad.
- Mejora la postura.
- Mejora la coordinación y el equilibrio.
- Acelera el desarrollo cognitivo.
Piletas y bebés
Generalmente, las clases de natación pueden comenzar entre los 4 y 6 meses, cuando los bebés tienen varias dosis de vacunas y están más protegidos. Todo depende del bebé y del natatorio. Es importante que su pediatra esté al tanto y de el apto físico.
El objetivo de la pileta en bebés tan pequeños no es que aprendan a nadar (esto se puede iniciar alrededor de los 3 o 4 años), sino que vivan un momento de juego y disfrute. En muchos centros pueden participar familiares, contacto piel a piel.
Niños más grandes
A medida que van creciendo se hace más importante que aprendan a nadar. No solamente eso, sino que también conozcan las pautas de seguridad que hay que tener en cuenta al estar cerca de una pileta.
Aproximadamente a los 4 años, pueden por lo general aprender a flotar, patalear y buscar un punto de salida. Cuando cumplen 5 o 6, ya pueden aprender técnicas más avanzadas de nado como el estilo crol de frente.
Sean bebés o un poquito más grandes, es importante que siempre haya un adulto cerca (a la distancia de un brazo) atento a los niños. Tiene que ser alguien capaz de pedir ayuda y nadar para asistir.
Por más que los niños sepan nadar, es mejor prevenir.
Si este artículo te resultó útil, te compartimos 5 tips fundamentales para el verano ⛱️